Tú que gimes en el canto
de una voz casi perfecta…
Dime ¿cómo reza el árbol
y como reza la hiedra?
Dios que los hizo de llanto
y tú que esculpes laderas…
Dime ¿cómo llora el tiempo
cuando sin querer se aquieta?
Tú que nombras a lo eterno
de las profundas praderas
y emblanqueces los inviernos
y dibujas primaveras…
Dime, por favor ¿qué tengo
que las ramas se me secan?
¿Si te regalo mis pétalos
me convertirás en piedra?
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