Vuelvo a ser la pesadumbre
de una última caricia sin ti.
Vuelvo a escupirle al cielo,
a llorarle al mar por ti.
Me entrego tanto que no me queda
más alma que la que pierdo al nombrarte,
y me descubro al tiempo de las letras
más torcidas de tu silencio.
No podría con ese dolor que me provocas
ni un segundo más sin parar el tiempo…
por ti.
Solo por ti y para siempre.
Me engullo entre tus ojos
como un espejismo inútil.
Me atraganto entre tus manos
y solo estornudándome
aparento volver como un milagro.
Tal vez seamos el milagro de quedarnos
a pesar de huir para no verte,
porque contigo en mi memoria
todo sigue siendo cielo. Y mar.
Vuelvo a irme para sobrevivir,
para no morirme por odiarte.
Y sigo siendo el mismo que te amó
sin que supieras hasta cuánto.