No eres un ángel porque puedo verte
y puedo hasta tocarte
para sentir a esa mujer que duele
de la carne a la carne.
Te miro simple como cualquier hoja
sufriendo del otoño sus desaires,
como la hoja que en sus sueños quiso
despedirse y secarse.
Esa arruga en tu boca emancipada
imitando a las aves,
la sonrisa que finge y que procura
disimular las ganas de escaparte.
La mirada perdida en las aceras,
las manos sin saber dónde quedarse
y un guiño a tu melena desbordada,
desbordada de mares.
Lo sé. No tienes alas,
caminas por las calles
y lloras como cualquier hombre llora
cuando el dolor te invade.
Lo sé , eres una mujer como otras
pero de cerca pareces un ángel.