Desmigajada el alma, roto el cielo, atado al desfavor del miserable sigo como si todo pareciera de la verdad que existe entre mis dudas. Hundiéndome en los gajos de un susurro que parece creerme, aunque busque la razón de esperar o de olvidarnos, como la tierra olvida nuestras voces. Partido en dos y en dosSigue leyendo «De lo que se acaba»