Desde el remordimiento y el hastío
finges ser esa luz que no poseo.
Y para el mundo eres lo que creo
cuando sola decides lo que es mío.
Ya no puedes conmigo, no me fío
de lo que intuyo ni de lo que veo.
Tan solo queda en mí aquel deseo
que cada noche, a cada hora ansío.
He convertido el polvo de tu llanto
en mi bendita y olvidada tierra,
y a tu voz en la voz de los que mienten.
Mis sueños ya no viven de tu encanto
porque ni te desean ni te sienten.
Hoy mi dolor a tu dolor encierra.
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un fuerte abrazo, poeta
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