De la humedad del tiempo eran los sueños. Al cielo suplicaba que en mis manos naciera la aventura de tu vida, buscando en la corona de sus ojos cubierta de espejismos y de llamas, dormida, la belleza de la Luna. Cómo podría la argentada Luna rezar en el almíbar de los sueños si ya noSigue leyendo «De la humedad del tiempo eran los sueños»