Para qué tanta tristeza
siendo tan corto el camino
que ni creo en el destino
ni me cabe en la cabeza.
Decidme pues dónde empieza
ese señalar maldito
que ni nombre tiene escrito
ni yo ya me creo nada.
A ver cuál es su cuartada
porque si lo sé la evito.
No me creo la mentira
que difama a quien adoro
y aun sabiendo cuánto ignoro
sólo es ciego el que no mira.
Sé que mi verdad se estira
como se alarga la muerte
y no creo en tanta suerte
pues no tiene pies ni manos.
Creo en Dios, en los humanos
y en ti porque puedo verte.
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